martes 1 de abril de 2008

Los libros secretos

Uno de los placeres de tener amigos escritores es que te manden los libros antes de que estén publicados. Si hace unos días terminaba "Las hijas del César", de Pablo Núñez, a altas horas de la noche de ayer - madrugada de hoy, más bien - acababa la última novela de Rafael Reig. Tiene título, claro, pero no sé si Rafael quiere que se haga público todavía. El texto tiene tras de sí una historia casi - sólo casi - tan fascinante como la que ha escrito Reig.
No hay fecha de publicación - aunque apuesto cualquier cosa a que los editores se van a dar de tortas por ella - y por eso el placer de la lectura del inédito acaba por tener algo de ritual sagrado. Las páginas sueltas son susceptibles de desordenarse, y por eso hay que tratarlas casi con cariño, y como ningún profesional de la edición le ha echado el guante, todavía se pueden hacer al autor comentarios y sugerencias. De momento, adelanto aquí que la de Rafael Reig es un regalo para cualquiera, incluso para los que, como yo, no somos amantes del género negro que cultiva en esta ocasión. Felicidades, maestro. Y te lo digo con la esperanza de escribir algún día tan bien como tú.

Me visita en el blog David Torres, a quien conozco, pero menos de lo que quisiera: es listo, inteligente (no siempre se dan las dos cualidades en la misma persona) y uno de los más brillantes articulistas de la prensa española en este titubeante inicio del siglo XXI, pobre en plumas de primera división. Torres lo es, quizá porque también es indepediente, o libre, como se decía antes, pues ahora parece que la palabra ha perdido empaque. Reparte leña a unos y otros, no se casa con nadie, y - fundamental para un articulista - está libre de complejos gazmoños, resentimientos y deseos de medrar. Escribe lo que quiere y cuando quiere. Y ese es la mejor premisa para hacer cosas grandes.


Y como las novelas de los amigos se acaban, hay que leer otras cosas. Ahora estoy con "Las hojas caídas", de Wilkie Collins, uno de esos autores escasamente conocidos por el gran público que, curiosamente, debería disfrutar al máximo de sus escritos. El que haya leído "La piedra lunar" o "La dama de blanco" entenderá de qué hablo. En fin, que recomiendo a Collins: notable literatura decimonónica y muchas, muchas páginas emocionantes para llenar todo un fin de semana

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jueves 13 de marzo de 2008

De amigos y de libros

Porque no hay mejor material para la vida, intento dedicar tiempo a unos y a otros. Ayer, desayuno con Martín y con Rafael Reig. Reig acaba de terminar su novela de espías, y promete pasarme el primer borrador la semana que viene. Para mí, leer los libros de los amigos antes de que estén editados es uno de los grandes placeres que existen. Rafael me hace jurar que seré crítica, ecuánime y durísima, y yo le digo que sí a todo, porque con tal de que me pase esos folios que yacen en una carpeta azul estaría dispuesta a jurar casi cualquier cosa. Leemos la prensa del día, y hablamos - ¡cómo no! - de las elecciones, de ganadores, de perdedores. "¿No estáis un poquito hartos de este asunto?", pregunto yo, y trato de cambiar de tema con una historia frívola y jugosa capaz de distraer su atención de líderes políticos, gobiernos y otras zarandajas. Por la noche cenocon Techu, Belén y Ana, y antesde sentarme hago prometer a lastres que no hablaremos de política en el transcurso de la noche "o me pondré a gritar".Aguantamos hasta los postres gracias al nuevo trabajo de Techu, la mudanza de Belén y el viaje a Washington de Ana. Con los panqueques de dulce de leche llegó la violación del pacto.

La editorial "El andén" asegura que me ha mandado hace días las galeradas de la novela "Las hijas del César", de mi amigo Pablo Núñez, pero no he recibido nada. El texto debe estar flotando en el limbo de los libros perdidos... o en el de los paquetes extraviados. Un consejo: no utilicéis MRV para vuestros envíos. A mí ya me han perdido dos sobres.

Estoy leyendo mucho estos días. Dejad que os recomiende "Chesil Beach", el último prodigio de Ian McEwan. Una historia simple y poderosa, magníficamente contada. Entrañable me ha parecido "La pensión Eva",del italiano AndreaCamilleri. Aviso: no es una novela de detectives, pero está llena de encanto y de ternura y merece la pena. También "Propios y extraños", de Ann Tyler. No entiendo como esta escritora no goza de más predicamento en España. Los que no la hayan leído recordarán seguramente la película "El turista accidental", adaptación al cine de una novela suya del mismo título. Asimismo,me gustó "Biografía del hambre", de Amelie Nothomb, pero aviso de que los admiradores y detractores de esta escritora belga se reparten a partes iguales.
Ahora estoy con "La Casa de los encuentros", de Martin Amis. Llevo leídas setenta páginas sobrecogedoras que avisan de una novela de las que permanecen.

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