¿Quien es pija?
Leo en un diario de digital que Cayetana Álvarez de Toledo (número 9, ó 10, o 17, por la lista Popular al congreso en Madrid) ha sido elegida para integrar el foro de Davos. Pues muy bien, o muy mal. Lo del foro de Davos siempre me ha parecido una bonita forma de gastar la pólvora en salvas. Por lo demás, los representantes españoles son seleccionados por un comité de supuestos expertos, así que supongo que optarán por quien mejor les parezca.
Hasta ahí, todo correcto. La sorpresa empieza cuando uno lee los comentarios en torno a la elección de Álvarez de Toledo y encuentro un chorreo de insultos a la interesada, ninguno de los cuales tieneque ver con su trabajo o su comportamiento. Se le acusa de ser pija. De estar casada con un señor que gana mucho dinero. De ser guapa (también de ser fea). De estar delgada. Deser rubiaDe tener acento argentino.... Hay quien dice que su currículum académico (que incluye un doctorado en Oxford) no es para tanto.
Me alegro de escandalizarme todavía ante las muestrasde machismo cuando me las ponen delante de las narices. ¿A qué viene hablar de las circunstancias personales de una persona? Si esta señora ha pasado por el altar del brazo de un millonetis, mejor para ella. ¿Dirían lo mismo si el biencasado fuese un hombre? ¿Qué es eso de hablar del color del pelo de una persona? ¿De su origen latino? ¿De su peso? La política está llena de hombres incompetentes a los que jamás se ha sometido a este tipo de juicios. Pero Cayetana Álvarez de Toledo es mujer, joven, bien parecida y mejor preparada, así que los mediocres y envidiosos (de izquierdas y de derechas) afilan contra ella la artillería más facilona y cutre: la del insulto personal. Hay uno que la acusa de no haber trabajado de camarera cuando estudiaba en Oxford. No sabía yo que fuese un requisito fundamental el dedicarse a la hostelería para legitimarse ante terceros. Otro dice que tiene las piernas demasiado delgadas. Otro, que "le parece muy soberbia".Y no sigo, porque me aburre y me asquea a partes iguales. Digo yo si aquellos que aquien tanto altera este nombramiento reaccionarían igual si la interesada fuese feúcha, gordita, pobre de nacimiento y se apellidase Pérez López.
El adjetivo "pija" se ha puesto de moda para agredir a aquellas mujeres de las que nada se sabe, excepto que son jóvenes y demuestran cuidar su aspecto. Lo cual no es, a priori, ni bueno ni malo. Pero se ve que, para algunos, ir hecha una pena puede ser una muestra de solvencia intelectual, y darse mechas es prueba de frivolidad y pájaros en la cabeza. Es triste tener que hablar de esto a estas alturas, pero todavía queda gente que juzga a los demás por su aspecto, sea éste bueno o malo. Y yo no me salvo: los ultras gallegos suelen utilizar el calificativo "pija" para referirse a una servidora, que ya es buscar tres pies al gato. Llamar pija a una persona que trabaja desde los dieciocho años y ha pagado de su bolsillo cada copa que se ha tomado a partir de esa edad es tener muy pocas cosas que llamarle. Por fortuna para mí, no estoy casada con un millonario, ni tengo apellidos sonoros ni un currículum epatante, como Cayetana Álvarez de Toledo, o también habría quien me pidiera cuentas por ello. De momento, sólo les molesta que pase más de cinco minutos diarios delante del espejo.
No tengo ninguna relación con la señora Álvarez de Toledo, más allá de haber coincidido con ella en un seminario de posgraduados en la Universidad de Oxford cuando ambas estudiábamos allí. La recuerdo agradable, vagamente tímida y muy trabajadora. Nada más. Si aclararé que para doctorarse en Oxford, la condición de mujer y de extranjera es un handicap como una catedral: es una universidad más bien machista y poco amante del producto no british. Por lo demás, no tengo tantos elementos de juicio para hablar de esta joven como los que la agreden en un foro de internet: ninguno. Cuando toque, juzgaré su trabajo. Hoy por hoy, no creo que sea muy interesante ni muy justo juzgarla por su melena o por su apellido.
Hasta ahí, todo correcto. La sorpresa empieza cuando uno lee los comentarios en torno a la elección de Álvarez de Toledo y encuentro un chorreo de insultos a la interesada, ninguno de los cuales tieneque ver con su trabajo o su comportamiento. Se le acusa de ser pija. De estar casada con un señor que gana mucho dinero. De ser guapa (también de ser fea). De estar delgada. Deser rubiaDe tener acento argentino.... Hay quien dice que su currículum académico (que incluye un doctorado en Oxford) no es para tanto.
Me alegro de escandalizarme todavía ante las muestrasde machismo cuando me las ponen delante de las narices. ¿A qué viene hablar de las circunstancias personales de una persona? Si esta señora ha pasado por el altar del brazo de un millonetis, mejor para ella. ¿Dirían lo mismo si el biencasado fuese un hombre? ¿Qué es eso de hablar del color del pelo de una persona? ¿De su origen latino? ¿De su peso? La política está llena de hombres incompetentes a los que jamás se ha sometido a este tipo de juicios. Pero Cayetana Álvarez de Toledo es mujer, joven, bien parecida y mejor preparada, así que los mediocres y envidiosos (de izquierdas y de derechas) afilan contra ella la artillería más facilona y cutre: la del insulto personal. Hay uno que la acusa de no haber trabajado de camarera cuando estudiaba en Oxford. No sabía yo que fuese un requisito fundamental el dedicarse a la hostelería para legitimarse ante terceros. Otro dice que tiene las piernas demasiado delgadas. Otro, que "le parece muy soberbia".Y no sigo, porque me aburre y me asquea a partes iguales. Digo yo si aquellos que aquien tanto altera este nombramiento reaccionarían igual si la interesada fuese feúcha, gordita, pobre de nacimiento y se apellidase Pérez López.
El adjetivo "pija" se ha puesto de moda para agredir a aquellas mujeres de las que nada se sabe, excepto que son jóvenes y demuestran cuidar su aspecto. Lo cual no es, a priori, ni bueno ni malo. Pero se ve que, para algunos, ir hecha una pena puede ser una muestra de solvencia intelectual, y darse mechas es prueba de frivolidad y pájaros en la cabeza. Es triste tener que hablar de esto a estas alturas, pero todavía queda gente que juzga a los demás por su aspecto, sea éste bueno o malo. Y yo no me salvo: los ultras gallegos suelen utilizar el calificativo "pija" para referirse a una servidora, que ya es buscar tres pies al gato. Llamar pija a una persona que trabaja desde los dieciocho años y ha pagado de su bolsillo cada copa que se ha tomado a partir de esa edad es tener muy pocas cosas que llamarle. Por fortuna para mí, no estoy casada con un millonario, ni tengo apellidos sonoros ni un currículum epatante, como Cayetana Álvarez de Toledo, o también habría quien me pidiera cuentas por ello. De momento, sólo les molesta que pase más de cinco minutos diarios delante del espejo.
No tengo ninguna relación con la señora Álvarez de Toledo, más allá de haber coincidido con ella en un seminario de posgraduados en la Universidad de Oxford cuando ambas estudiábamos allí. La recuerdo agradable, vagamente tímida y muy trabajadora. Nada más. Si aclararé que para doctorarse en Oxford, la condición de mujer y de extranjera es un handicap como una catedral: es una universidad más bien machista y poco amante del producto no british. Por lo demás, no tengo tantos elementos de juicio para hablar de esta joven como los que la agreden en un foro de internet: ninguno. Cuando toque, juzgaré su trabajo. Hoy por hoy, no creo que sea muy interesante ni muy justo juzgarla por su melena o por su apellido.
Etiquetas: Cayetana Álvarez de Toledo, Foro de Davos, pijas, Universidad de Oxford